Obertura 2
No voy a seguir conversando de esto contigo, Novas. Las razones que tienes para irte son las mías con la diferencia que a ti no te han encargado enterrar el cadáver de un hermoso joven que lleva congelado más de treinta años fuera de su país. Todo lo debo resolver antes de llegar a Miami. Si no fuera un maldito asunto familiar del año de las castañas, con el que mi familia me clava una vez más, ya me hubiera zapateado el tostonete. “Juan Carlos” alcanzó a oír de la boca de Lojendio mientras éste corría no sabe si molesto o resignado hacia la salida de la Biblioteca. Todo tiene su final, nada dura para siempre. Tenemos que recordar que no existe eternidad sentenció lloroso Héctor Lavoe. Novas estuvo a punto de perder la tabla pero otra vez fue un libro y la certeza de que tarde o temprano tendría que ayudar a enterrar aquello que Lojendio cargaba o inventar alguna envoltura a partir de ese cuerpo. Lo que le permitió descubrir la solución a los casi 7,000 dólares que le costaría la c