Caballo de Troya En las profundidades, donde la zanja frente al Morro es Medusa negra, donde el negro se traga al negro, un enorme pez ciego y sin escamas levanta un arco, aleta membranosa labia fluorescente Perdidos por este fulgor tenue, atraídos por la candelilla, extendido pene prensil carboncillo efectivo lazo bastón blando nadador, arpón escondido que es toda luz, pequeños peces en su boca sucumben En las profundidades, el pez desarruga su órgano, lo pasa sereno tardo cual melaza sobre una escultura que tocada ahora echa a la corriente inmóvil su detritus depositado De madera desusado negro otra vez, sepultado hasta las rodillas el caballo relincha En las profundidades del Atlántico, un pez de los mil demonios deja caer su sexo basto sobre el caballo de Troya Descendiente tras sus cuartos tras