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Mostrando las entradas de abril, 2006

el movimiento le da fuerzas

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Dragons Eye Originally uploaded by BibleFreak . Retrato de la Fama Por las grandes ciudades de Libia va la Fama, la Fama, el más veloz de todos los males. El movimiento le da fuerzas y, andando, aumenta su vigor. Pequeña y medrosa al principio, se eleva pronto hasta los aires y avanza por el suelo con la cabeza oculta en las nubes. Fue su madre la Tierra; llena de ira —según dicen— contra los dioses, la engendró, última hermana de Encélado y de Ceo, ágil de pies y de alas ligeras, monstruo horroroso, enorme, que tiene tantas plumas en el cuerpo como, debajo de ella, ojos vigilantes —indecible prodigio— y tantas como lenguas, como bocas sonantes y aguzadas orejas. Vuela de noche en medio del cielo y de la tierra, a través de la sombra, dando alaridos, y sus ojos no se abandonan al dulce sueño. Por el día se sienta al acecho, en la cumbre de los tejados o en lo más alto de las torres, y aterroriza a las ciudades grandes. Virgilio (Aeneidos IV)

Strong opinions

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Vladimir Nabokov Originally uploaded by litmuse . Pienso como un genio, escribo como un autor distinguido y hablo como un niño. Durante mi carrera docente en Norteamérica, desde mero lector a profesor titular, nunca he facilitado a mi auditorio ni una parcela de información que no estuviese preparada de antemano en forma de nota mecanografiada que tenía ante la vista en el atril. Mis balbuceos y tartamudeos cuando me pongo al teléfono motivan que los interlocutores de larga distancia pasen del dirigirse a mí en su inglés nativo, a hacerlo en patético francés. En las reuniones, cuando trato de entretener a los invitados con una anécdota interesante, me veo obligado a repetir una y otra frase para matizar y hacer incisos. Hasta el sueño que le describo a mi mujer durante el desayuno, no pasa de ser un borrador. Vladimir Nabokov, Strong opinions (1973)

la impedimenta que tuvo para llegar a ser sonido

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Late Night Centro. Originally uploaded by Robin Thom . El ruido o fangosa pelota Incesantes y bienhechores los enemigos del ruido (Liga contra los ruidos, últimas declaraciones) continúan elaborando sus festivales silenciosos. Las ciudades que levantan la voz están siempre cercanas a sus piedras fundadoras, a los días en que los pulmones prepotentes y equinales dieron las órdenes de colocación de las primeras piedras. Pues todo ruido muestra su expectación, la impedimenta que tuvo para llegar a ser sonido. Así muestra el ruido la desolación de lo incompleto, de lo que se quedó a medio camino, renqueante y maldito. Ya que en la ciudad lo que se hace más visible y subrayable es la frustración, el ruido que se enredó en las escalas de sus inarmónicos, la muchacha que comprobaba en su espejito de cartera la garganta de oro, y ahora maneja con donosura, pero sin canción, el aspirador de limpieza automática. Como una piedra caída en una ecuación, el ruido falto de rumbos y amistade

De reróticas

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Mangrove, Hervey Bay (see amazing circles) Originally uploaded by qajaq1 . el amor es una casa de citas cuando te digo al oído algo nuevo sobre el amor te ríes con cierta pena veo que prefieres a adrianne rich, a andrew marvell, a sor juana sé que cuando te entregues a tu próxima amante le pedirás un verso mío que ya no será lo que fue (ágiles palabras que soplé en tu oído) sino letra inerte sobre papel que alguien se aprende de memoria para seducir a una muchacha Lilliana Ramos Collado, reróticas (San Juan, Puerto Rico: Libros Nómadas, 1998) 98.

Porcelana china

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Originally uploaded by imedagoze . PORCELANA CHINA "La fuerza de una carretera varía según se la recorra a pie o se la sobrevuele en aeroplano. Así también, la fuerza de un texto varía según sea leído o copiado. Quien vuela, sólo ve cómo la carretera va deslizándose por el paisaje y se desvanece ante sus ojos siguiendo las mismas leyes del terreno circundante. Tan sólo quien recorre a pie una carretera advierte su dominio y descubre cómo en ese mismo terreno, que para el aviador no es más que una llanura desplegada, la carretera, en cada una de sus curvas, va ordenando el despliegue de lejanías, miradores, calveros y perspectivas como la voz de mando de un oficial hace salir a los soldados de sus filas. Del mismo modo, sólo el texto copiado puede dar órdenes al alma de quien lo está trabajando, mientras que el simple lector jamás conocerá los nuevos paisajes que, dentro de él, va convocando el texto, esa carretera que atraviesa su cada vez más densa selva interior: porque e

Desde las Arenas

Aportes Carlos Marx no tuvo nunca sin saberlo una grabadora estratégicamente colocada en su sitio más íntimo. Nadie lo espió desde la acera del enfrente mientras a sus anchas garrapateaba pliegos y más pliegos. Pudo incluso darse el lujo heroico de maquinar pausadamente contra el sistema imperante. Carlos Marx no conoció la retractación obligatoria, no tuvo por qué sospechar que su mejor amigo podría ser un policía, ni mucho menos, tuvo que convertirse en policía. La precola para la cola que nos da derecho a sefuir en la cola donde finalmente lo que había eran repuestos para presillas ("¡Y ya se acabaron, compañero!") le fue también desconocida. Que yo sepa no sufrió un código que lo obligase a pelarse al rape o a extirpar su antihigiénica barba. Su época no lo conminó a esconder sus manuscritos de la mirada de Engels. (Por otra parte, la amistad de estos dos hombres nunca fue "preocupación moral" para el estado.) Si alguna vez llevó u