“Una de las primeras impresiones que recibe el viajero al llegar a Puerto Rico es la desorganización en todas las esferas de la vida institucional de la sociedad. Esta desorganización da la impresión de lo que un amigo llamara "la jueyera", es decir, un desparramamiento desorbitado de comportamientos que en otras sociedades tienden a mantenerse dentro de marcos estructurales ordenados y coherentes. Para empezar, las valijas no aparecen en el areopuerto (sic), el teléfono para llamar al hotel no funciona, las reservaciones del hotel no aparecen por ningún lado y tenemos que llamar a un amigo para salir del paso. Los caminos del aeropuerto están congestionados por un tránsito mal dirigido por policías inexpertos y no sería muy de extrañar que el automóvil se descompusiera en el camino y no fuera posible conseguir un mecánico para repararlo hasta el lunes, siendo viernes. Durante el tiempo que el automóvil debe permanecer en la calle, corremos el ...
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ResponderBorrarCuando uno se acostumbra a su infierno, me parece que tiende a idealizarlo o entrañarlo (léase "El infierno" de Virgilio Piñera). En este caso, la idealización en sí se convierte en un modo de despojar al fuego de su capacidad de calcinar, aunque sigue quemando. Yo soy cafre y qué, por ejemplo. Tú dirías mediocrizar, pero eres más severo que yo. Aunque Lavoe no es mi ejemplo a seguir, ni mucho menos mi héroe, su voz me aclimata a las llamas de mi infierno, a la singularidad del mismo. Es la experiencia que yo tengo cada vez que esa boca me atraviesa el oído, me come el cerebro y se fuma mi carcasa. Ahora, después de leer esto bien me puedes mandar al carajo, pero sólo te pido que no te olvides de mandarme con la colección completa de las canciones grabadas por Lavoe.
ResponderBorrarCafretizar no es sinónimo de mediocrizar aunque en ciertas comarcas sean inseparables. ¿Quién sería Motete si pudiera mandarlo a un oneroso jardín de carajos erectos? ¿Con qué tiempo le dedicaría las obras completas del Cantante? Me gustó en demasía lo de fumarse la carcasa
ResponderBorrarno hay manera gigante de sostener el pulso, ni ante la puvis matrona, convulsionada, repiqueteando campanitas de cristal, ni ante la voz acartonada de lavoe lubricándose un tabique con el polvo maravilla y perforando el olor a yerba de bambalán sobre la calle seis de bélgica. en ambos casos, la muerte, el sexo y la música siempre andan cerca, listas con el dedo meñique por si hay que taladrar algo. lo que sea.
ResponderBorrarSaludos desde La Casa.
sonia.
Oído inaudito tiene usted, sobre todo, ante el pubis y los orificios por taladrar. Maneras hay, pequeñas, resbalosas y un tanto bruscas sin insistir en el temblor pues se pierde el paso. La uña, la uña.
ResponderBorrarsaludos desde el hoyo