Píntame angelitos negros Edgardo Rodríguez Juliá Tomado de El Nuevo Día, 24 de febrero de 2008 La pregunta no es si los norteamericanos están preparados para un presidente negro. Sería, más bien, si los puertorriqueños estamos preparados para un gobernador prieto, de color, negro o mulato, dinga o mandinga, carabalí, cuarterón o jabao, gulembo, con el pelo kinky o simplemente de complexión taína, como Willie Miranda Marín. Ya tuvimos una mujer gobernadora y se nos fue de shopping binge a Plaza Las Américas, dejando al país, lo mismo que su antecesor, en bancarrota. Barak Obama parece que no tiene mucho futuro entre los puertorriqueños de allá. Dice doña Tita Dalmau en entrevista exclusiva para El Nuevo Día, María’s Place de la Marketa: “No voto por negros. Para negra, yo”. Marisol Sánchez abunda sobre la antipatía ancestral de la comunidad puertorriqueña hacia los afroamericanos, los “morenos” de allá, con sus maneras resentidas y modos intimidantes: “Los morenos se creen dueños de las...
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ResponderBorrarCuando uno se acostumbra a su infierno, me parece que tiende a idealizarlo o entrañarlo (léase "El infierno" de Virgilio Piñera). En este caso, la idealización en sí se convierte en un modo de despojar al fuego de su capacidad de calcinar, aunque sigue quemando. Yo soy cafre y qué, por ejemplo. Tú dirías mediocrizar, pero eres más severo que yo. Aunque Lavoe no es mi ejemplo a seguir, ni mucho menos mi héroe, su voz me aclimata a las llamas de mi infierno, a la singularidad del mismo. Es la experiencia que yo tengo cada vez que esa boca me atraviesa el oído, me come el cerebro y se fuma mi carcasa. Ahora, después de leer esto bien me puedes mandar al carajo, pero sólo te pido que no te olvides de mandarme con la colección completa de las canciones grabadas por Lavoe.
ResponderBorrarCafretizar no es sinónimo de mediocrizar aunque en ciertas comarcas sean inseparables. ¿Quién sería Motete si pudiera mandarlo a un oneroso jardín de carajos erectos? ¿Con qué tiempo le dedicaría las obras completas del Cantante? Me gustó en demasía lo de fumarse la carcasa
ResponderBorrarno hay manera gigante de sostener el pulso, ni ante la puvis matrona, convulsionada, repiqueteando campanitas de cristal, ni ante la voz acartonada de lavoe lubricándose un tabique con el polvo maravilla y perforando el olor a yerba de bambalán sobre la calle seis de bélgica. en ambos casos, la muerte, el sexo y la música siempre andan cerca, listas con el dedo meñique por si hay que taladrar algo. lo que sea.
ResponderBorrarSaludos desde La Casa.
sonia.
Oído inaudito tiene usted, sobre todo, ante el pubis y los orificios por taladrar. Maneras hay, pequeñas, resbalosas y un tanto bruscas sin insistir en el temblor pues se pierde el paso. La uña, la uña.
ResponderBorrarsaludos desde el hoyo