Dos poemas de Manuel Ramos Otero

20

No digáis que por falta de su bicho
mi verso resplandece hasta que arde
el culo es llamarada por la tarde
de noche, como Dios, vuelve a su nicho.

Si el lector me rechaza por cobarde
por miedo a la verdad es que lo ficho
tentación de poeta es lo entredicho
ignorancia juzgar por puro alarde.

Que no compre mi libro por la fama
para ser en la esquina muy discreto
que hasta muerto mi tumba será cama

una orgía de huesos y esqueleto
apasionado mármol para el que ama
bajo el sol y la luna sin secreto.

26

Dejé las calles de la patria mía

abrumador templete del relajo
catedral desacrada del carajo
burdel del vacilón que a todos fía.

Errante me lancé como un gargajo
cordón umbilical yo cortaría
enferma de fantasmas mi poesía
aislada sucedió como un colgajo.

¿Qué país inventado en la memoria
se vuelve macharrán con su desprecio
hartísimo de tanta vanagloria?

Aquél que te soñó tú llamas necio
lo ignoras en el curso de tu historia:
lo que de ti contó no tiene precio.


Invitación al polvo. San Juan: Editorial Plaza Mayor. 1991.








Entradas más populares de este blog

Marta Pérez García. El trazo de las criaturas: fuga y delirio (Galería Botello, 26 de abril de 2007, San Juan, Puerto Rico)

La jueyera