Campamento, Junta, PROMESA, democracia
Campamento,
Junta, PROMESA, democracia
Juan
Carlos Quintero Herencia
Comparto
algunas palabras que se me ocurren tras leer en el muro de Facebook de Eugenio García
Cuevas un texto donde este se solidarizaba con el campamento organizado frente
al Edificio Federal de la calle Chardón en contra de la Junta de Control Fiscal y
exponía que la oposición a la Junta sin un repudio del actual régimen colonial
sería inconsecuente. Allí García Cuevas también anota varias preguntas que en parten desatan mis comentarios: https://www.facebook.com/eugenio.garcia.758?ref=ts&fref=ts&qsefr=1.
Comparto lo que son apenas ideas, deseos surgidos ante las imágenes de los últimos días. En este contexto mis comentarios van dirigidos como forma de solidaridad y apoyo a dicho campamento. Ahora bien, creo que
repudiar no es suficiente, incluso exigir es una suerte de movimiento reflejo
sin consecuencias políticas si no viene tejido a una conversación
sostenida, rigurosa que se esfuerce por vincular en este proceso a la
ciudadanía puertorriqueña. Esto además es extensivo a todos aquellos que
manifestamos nuestra oposición a la ley federal PROMESA y las medidas que ésta impondría sobre Puerto Rico autorizadas por el presidente de los
EEUU Barack Obama.
Antes
que declarar o (des)calificar este o aquel estado soberano, colonial o
neocolonial, creo indispensable que las fuerzas que se movilizan en el
campamento o las variadas manifestaciones de rechazo y resistencia a la Junta
de Control Fiscal insistan
en un trabajo que les gane la confianza de la mayoría o en su defecto de un
sector determinante de la ciudadanía puertorriqueña. Esto no es, ni creo que será
fácil, ni puede ser atendido con prisa, ni comprende un tipo de actividad
única, centralizada.
El ELA
atraviesa su crisis y final orgánicos. Presenciamos como confluyen su implosión
institucional, el éxodo masivo de la población, la naturalización del
consumismo, el lavado legal de dinero y la corrupción de las oligarquías
partidistas con el endurecimiento moral e intelectual de la sociedad puertorriqueña.
A esto se añade la sospecha muy real de una reconfiguración del orden de
extracción y explotación capitalista-financiero que en verdad no pierde el
sueño con “las opciones de status” que postran a la clase política puertorriqueña. La
descolonización no es, ni será, un círculo de fuego que nos proteja contra el
sufrimiento y el empobrecimiento tal y como ya lo padecen la mayoría de los
puertorriqueños, si la sociedad puertorriqueña y su diáspora no abraza la defensa y creación
de una institucionalidad (con pelos y señas) que sea justa y eficaz.
En este
contexto, me parece que la vara de realismo político (la expectativa de
resultados políticos palpables en este
mundo) está puesta en un lugar muy
alto para todos aquellos sujetos que precisamente gastaron o malgastaron sus vidas políticas
demostrando que los poderosos, los amos y/o sus “lacayos” les eran “inferiores”
intelectual o moralmente. Por lo tanto, ningún sector político puede pedirle a
la ciudadanía, por más perseguido u oprimido que haya sido a través de nuestra
historia, que pacte con promesas o contra-promesas luego de “derrotarlos” gracias
a la “superioridad” histórica, retórica o moral de sus posturas. El complejo
problema de credibilidad política, tan agudo y tan apabullante, como el que registran
los sectores que tradicionalmente se identifican en Puerto Rico como “de
izquierda” requiere de un esfuerzo formidable por parte de todos. Esta es una
coyuntura extraordinaria para liberarse de ese legado mediático, de esa
tradición sobre todo si son otr@s los talantes intelectuales y políticos de los
acampados en la Chardón y de todos aquellos que comienzan a dar la voz de
alerta ante lo que significa la Junta.
Mariela Pabón. Check-In en Facebook |
Ganarse
la atención y el respeto de la mayoría para quien crea en un republicanismo
(Villacañas) no oligárquico, ni irremediablemente populista implica practicar
otro modo de lo social, de lo educativo, de lo institucional y hasta de lo
cultural. Ese otro modo se practica a través de intercambios no excluyentes y a
través de la sostenida proyección y defensa de una red institucional funcional,
solidaria, pública que forme y proteja la heterogeneidad democrática
puertorriqueña. Esto no va a ocurrir de la noche a la mañana, ni supone negar limitaciones, obstrucciones y fracasos. Sin duda esto no
ocurrirá hasta que se escuche y se converse con paciencia, con respeto y sin
aspavientos con esa ciudadanía en su multiplicidad indiscutible. Repito. Es un
proceso difícil, complejo, sin garantías de ningún tipo.
Foto tomada del muro de Eugenio Ballou en Facebook |
Puedo imaginar
también que los acampados o solidarios con el campamento, logremos rebasar el
perímetro del campamento y no olvidar que tarde o temprano se regresa a las
casas. Que la vida continua. Y esa mayoría, ya indiferente, ya atenta, sigue con
preguntas, ansiedades y reclamos que rebasan el campamento, y mal que bien el
estado actual de cosas todavía “administra” en su beneficio. Por el momento, la
apatía y desprecio por los modos de resistir y cuestionar a la Junta y a la
clase política que le ha dado la bienvenida no puede ser otra vez subestimada. (Asomarse a los comentarios en las redes bajo los artículos y las fotos de los diversos actos y textos dedicados a esta situación.)
Ante la
inminente cristalización paralizante del aparato institucional y económico del ELA, el “campamento” reverbera como lugar abierto, de instalaciones
eventuales, móviles, porosas para afectos-razones inclusivos y no deriva en
otro despoblado más que aloje (temporalmente o a perpetuidad) un futuro
ejército o la nefasta mensajería genuflexa que abrazará gloriosa su inmolación
y represión ejemplarizante. Un practicar democrático que incluya, que sume y
diversifique lo que Eugenio Ballou nombrara como la experiencia artística que
aglutinó la “Cena negra” llevada a cabo recientemente en las inmediaciones del
Capitolio: “El arte como
capacidad de transformar lo que acontece, multiplicándolo en una fuerza nueva y
antigua que potencia la expresión con la sorpresa de lo inesperado,…” https://www.facebook.com/profile.php?id=100009292934914&fref=ts
Foto tomada del álbum Nada que celebrar 4 de julio. Alvin R. Couto de Jesús en Facebook.La Cena Negra en el Campamento Contra la Junta. Galería completa en: http:// |
La
política no es la demostración narcisista del “tener la razón” o la puesta en
escena de la superioridad ética o estética de los indignados. Esto por sí mismo
no constituirá “común”, mucho menos convocará a un número de personas relevante
o a esa mayoría cuya acción o inacción decide a fin de cuentas. Tal vez, la
organización de múltiples ensayos, encuentros dialógicos, conversaciones
donde los deseos anti-neoliberales, anti-dogmáticos e incluso anti-capitalistas
escuchen, respeten y se expongan a la razón de sus “adversarios” transporte un
comienzo. Sobre todo que se especifique y se discuta puntualmente la experiencia
económica e institucional que lidiará de forma responsable y eficaz con lo que supuestamente
la Junta viene a “resolver” tras la revelación fantasmática del ELA y la
obscenidad impagable demandada por la usura billonaria. Así ¿qué tipo de proceso
descolonizador “actualizará” un orden institucional que satisfaga los reclamos
sectoriales, transversales de los diversos grupos que son hoy la sociedad y
cultura puertorriqueñas?
Habría
que quizás ensayar con otros cuerpos, con otras voces, con otros espacios e
instituciones poco frecuentados, poco familiares, incómodos para la izquierda o
el soberanismo puertorriqueños. No sé. Cosa de salir del grupito, tú sabes, al
menos como modo de repensar, revisar y escapar del gesto acostumbrado, del gestar tradicional. No apostaría a la
conversión, ni a la iluminación ideológica. La mayoría no es anti-capitalista,
ni es anti-neoliberal por lo que privilegiar el discurso del patrimonio, de una
descolonización nativista, pre-moderna, anti-institucionalista y
anti-estadounidense moldeada con los cánticos de la izquierda jurásica, ya tú
sabes…
Exhibir
la independencia, el ELA no territorial (yísus craist) o la estadidad, como piedra
angular, o como talismán con los cuales levantar la nueva patria en ausencia de
ejercicios democráticos y de demostraciones-actos democráticos (incluidas propuestas
institucionales específicas dirigidas al mejoramiento y bienestar cotidiano de todos por modestas que sean) es negarse otra vez a experimentar un
crecimiento numérico significativo, darle la espalda a una probabilidad gubernamental e
institucional (abierta, ágil, justa) realizable en algún momento del futuro. No digo tampoco
que esto hay que “redactarlo” ya, pero habría que andar pensándolo. Insistir en
lo contrario, en lo siempre-igual es no haber aprendido algo del páramo tóxico (literal, económico y metafórico) que
dejó la salida de la Marina a los viequenses, o del collar de huelgas que guinda
del cuerpo famélico de la Universidad de Puerto Rico. ¿De qué vale recibir las
llaves de un aparato institucional arruinado, pauperizado, si en verdad no se
cree en él, se lo desprecia, y al final de cuentas tampoco se lo sabe manejar
con eficacia?
Podríamos
evitarnos, por lo tanto, la esperanza de un cambio que supuestamente llegará tras
haber sido proclamadas las demandas
de los indignados. Hay que mirar a la cara la no-negociación del goce y la
sabrosura del ethos social puertorriqueño
(ojo, esto no es un estado idílico ni idealizable). Se trata, creo, de un reto ineludible
para cualquier fuerza política, sobre todo para la izquierda en Puerto Rico,
históricamente sintonizada y mimética ante la pacatería, la normatividad y el
puritanismo represivo de sus camaradas internacionales. Pasemos de largo ante
el rasgar de las vestiduras patrióticas, ante las sempiternas consignas, ante
la denostación sádica (a menos que te guste la pendejá), incluida la bullanguera disfrazada de crítica, ante el
figureo o el bodybuilding moralizante no importa su vocabulario. ¿Cuán
transitivos son hoy adoctrinamientos, pedagogías, tipologías, basureos o
“complejos” patatús de odio como modos de alguna política
alternativa (sic)?
Playa de Vega Baja, 4 de julio de 2016. Foto tomada del muro de Ritalyn Calderón en Facebook |
Trabajar
la burundanga. Experimentar con la
burundanga. Darle cuerpo, hacerla sensible en la conversación política, conocerle
sus marcas, sus modos y sus traumas. Me refiero a la “burundanga” que trabajara,
no sin ambigüedad, nuestro poeta mayor Luis Palés Matos, pues me parece que en
ella se agita una potencialidad política nuestra con una coherencia social
centenaria. Cogida por y con sus enemigos, amalgamada con sus saberes e imposibilidades,
esta persistente e impura gozadera es ese cuerpo y esa vida sensible (Coccia) que se niega a ceder aún ante fugas, instrumentalizaciones, desastres
y violencias de todo tipo.
Apertura,
flexibilidad, humor, justicia y solidaridad distributiva, rigor, hospitalidad
ante el/lo extraño y un abrazo in-negociable a la complejidad. En estos días, luego de la masacre homofóbica en Orlando Florida, la
parada de orgullo LGBTT en Puerto Rico tuvo una, sino, la más concurrida de sus
paradas en años recientes y no pareció que el duelo, la tristeza y la
indignación tremebunda (que estuvieron presentes) decidieran la firma pública de los rostros y de los cuerpos
reproducidos en las fotos de Herminio Rodríguez y las crónicas de Manuel
Clavell Carrasquillo: http://www.metro.pr/blogs/entre-el-orgullo-y-el-dolor-xxvi-parada-de-orgullo-lgbttq-de-san-juan/pGXpfD!mwsSkWZtIM/
Ante la
PROMESA, dudar de cualquier modalidad de la promesa o de la buena nueva. Seguir
de largo ante cualquier discurso que fantasmee con hallar por el revés de la
Junta (su forma, su discurso y sus virreyes) el código luminoso de nuestra
libertad y felicidad. Abandonar la repetición autocomplaciente del “te lo dije,
Puerto Rico siempre ha sido una colonia”. Enunciar estas palabras, una y otra y otra vez, no dispondrá alguna posibilidad democrática real si nuestro actuar-y-decir
políticos carecen de autoridad y credibilidad entre todos los demás.
5 de
julio de 2016
Silver
Spring, Maryland
Textos citados
Coccia, Emanuelle. Sensible Life. Scott Alan Stuart (trans.) New York: Fordham University Press, 2016.
Villacañas, José Luis. Populismo. Madrid: La Huerta Grande, 2015.