La arena de Qana

La arena de Qana: pausa en la transcripción En verdad no puedo seguir con esta labor de copista mientras retumben en mi cabeza las imágenes y los sonidos ininteligibles. Algo habrá que hacer para que depongan su insistencia acústica. Como le gusta a lababel cito los fragmentos del ahogo y de la justicia: “Pero Hala Shalhoub, 24 años, cuyas hijas de uno y cinco años, murieron, gemía mientras se balanceaba levemente en su cama de hospital. “Quiero verlas” decía sin prisa. “Quiero cargarlas” Un pariente: “Déjala que llore” Zaineb Shalhoub, en la cama de al lado, descansaba quieta. “No queda nadie en la villa” dijo. “Ni un humano ni una piedra”. Día antes Bajo la arena compacta y agria del manglar, los cangrejos en sus mónadas sus negras bocas abren, casco sobre casco doble vacío la palanca y los labios prensiles, diente sobre diente pinza sobre pinza labio sobre ojo que nada saben de la secuencia de criaturas colindantes, horadada la tierra por los crustáceos comparten sus ductos con la cablería de la ciudad. Inmersión compartida ojo lamido por el labio y el diente recuerda su maíz, la red de vibraciones en los corales de las hembras, el coitre que olvidara la cabra o el jabalí junto a la unidad de aire acondicionado. Bajo la arena compacta y agria del manglar, los cangrejos ya no ven, una corriente recorre sus cavidades, baja frecuencia percusiva bizcochera, deciden salir a la noche excitados, todo se les inunda, pámpanas abiertas bajo la lluvia, lengua sobre la lengua tórax sobre verga o carapacho, pámpana sobre pámpana patas trituradas, las luces de esos autos ya no se acercan. 14 de enero de 2002, 8 de marzo y 20 de mayo de 2003.

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