"Cangrejitos. (¿cangrejos?)"
Hoy veo cementerios cuadrados
y perfectos,
cuadriculados, orientados al norte.
Como si la madre del viento
y los tomates
no supiera que están toditos muertos
y en su oreja derecha se aposenta
una araña peluda, oronda ella.
Están toditos muertos;
pequeños, grandecitos, más grandes
y hasta inmensos.
Con un baile de hormigas
allí donde hubo sombra.
Cangrejitos. (¿cangrejos?)
reptando hasta el ombligo
y por la costurita, quién sabe
qué andanada de insectos
ensayando su grisáceo concierto.
El festival no va;
el muchacho comió mucho
esa noche
y se le formaron
unas bolitas blancas en el colon.
Después quiso caminar
sobre la cuerda floja y plaff.
La niña aquella allí, si vieran
qué hermética está ahora;
ella tan formadita
y con las muchas cosas
que sabía y solía hacer la pobre.
Aquel viejo maniático,
el de las uñas pegadas a la carne
del otro,
ahora tan serenito.
El viento aullaría tan lindo
por sus cuencas.
A ver, dígame, ¿qué de ellos?
José María Lima, Poemas de la muerte. San Juan. Terranova editores, 2009, 60-61.